Cosa de locos

“Me sorprende la frialdad de tus palabras, no lo puedo creer”, respondió Josefina mientras chupaba aquel helado de frutilla que se había comprado con un peso encontrado en la vereda del frente después que Ignacio lo dejara caer sin darse cuenta por salir a las apuradas al acordarse de que no podía faltar esta vez a su promesa de puntualidad para con Laura. Si no llegaba a las tres y media ella se podría terminar enojando con él y jamás prestarle los pentagramas que el lunes había bajado de Internet mientras estudiaba Psicología con Viviana para el parcial que tenían que aprobar si o si para poder estar en la misma clase que Nahuel. Aunque Nahuel ni siquiera sabía de la existencia de Viviana. Hacia más de tres años que estaba de novio con Paula. Una chica que estudiaba arquitectura y que dejó cuando se enteró que estaba embarazada de su primer novio, Mauricio que ahora vive en Madrid. Su papá es español y como acá no encontraba nada para hacer, se fue allá para seguir haciendo nada aunque de vez en cuando toca el oboe en una banda bastante buena en un bar de la rambla en Barcelona. Ahí conoció a Florencia, una argentina que hace dos años se fue de Buenos Aires en virtud de mochilera y nunca volvió desde entonces. Se conocieron una noche cuando él la ubicó entre un par de gallegas. Se acerco y cuando al segundo de hablarle se dio cuenta de la tonada porteña, la invitó a pasar la noche con él. Amor a primera vista, que sé yo. Pero le tuvo que pedir a Tobías, su compañero de cuarto que pasara la noche en el sofá del living porque no había otra cama y él estaba con Florencia. En la habitación contigua duermen Nicolás y Victoria. Hace 6 meses que se casaron y como no tienen ni un euro ahorrado, se prestaron a compartir el departamento con Tobías que dejo Buenos Aires 3 meses atrás cuando finalmente pudo ahorrar lo suficiente para un pasaje de avión. En Argentina trabajaba con el padre, en una inmobiliaria creo. Estudiaba abogacía y andaba de novio con Josefina. Un día se cansó, abandonó todo y solo le dijo a ella: “Me voy a España a probar suerte, no sé si te conviene esperarme”. Ella respondió... “Me sorprende la frialdad de tus palabras, no lo puedo creer”.