El humo del perfume que no deja a Belén

Saul Leiter
Te habito desde que te fuiste, te habito en las agujas de mi reloj cuando marcan las dos y las tres y las cuatro. Y a las doce de la noche y a la una también. Y convivo de mala manera con tus segundos vacíos, con todos y cada uno, y repueblo de mal humor, de muy mal humor, mis horas con tus historias. Y es que son las cinco, se fijó Belén, y a las cinco ocupo el tiempo en desocuparte y vuelvo a llenarlo con el humo de tu perfume, el aroma de tu cigarrillo y este insomnio diurno que me tiene distraída de las puertas que se abren y la tuya que cierra. Y es que te habito tanto desde que te fuiste, tanto tanto y de tanto habitarte, me he olvidado de olvidarte.

Luciana Salvador Serradell

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