La suerte fortuita de Victoria

Imogen Cunningham
Te invito un segundo al cariño inmenso que te tuve, a este que aveces y si quiero puedo sentir por debajo de las uñas de las manos y que todavía me hace transpirar. Un segundo y nada más para que te des cuenta que te perdiste lo mejor de la mejor, le dijo Victoria a los ojos. Al final él se arrepintió de lo que se perdió ¿Y ella? Se salvó de un gil.

Luciana Salvador Serradell

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