¿Qué tal estás Marta?

- Hola Marta, ¿qué tal estás? Le dijo y le estampó la mano derecha en el lado izquierdo de la cara.

Le dolió. Duele. Siempre le duele a Marta todo lo que duele dejarse pegar.

- Bien, respondió.
Y se acomodó el bolso en ambas manos. También el orgullo y la pena.

- ¿Qué es bien?, le alzó la voz.
Las manos le comenzaron a transpirar. Apretó el bolso contra el estomago. Se tragó el orgullo y dejó salir la pena.

Marta se volvió a llenar de pena.

- Que estoy bien. Bien. Bien como siempre, y entonces sintió otro cachetazo en el mismo lugar. En el lado izquierdo de la cara.

- ¿Te duele?, esta vez le gritó.

- No, no me duele, dijo por decir.

- No te duele. ¿Y ahora?
Y cuando intentó esta vez cubrirse la cara, en vez de subir el brazo, le estampó la mano derecha con todas sus fuerzas en el estomago.

- ¿Te duele?, le sacudió con violencia la cabeza.

- Sí. Sí, me duele. Basta.

- Entonces no digas que estás bien cuando no lo estás. Deja de mentirte, Marta.


2 comentarios:

María Pilar dijo...

A mi sí me ha dolido.
Un fuerte abrazo :)

MJ dijo...

Duro, como la vida misma.

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